Vík, el pueblo más al sur de Islandia, ofrece a los visitantes una playa espectacular. Se ubica al lado de una península rocosa y está dotada de arena negra y cantos rodados. Se trata de un espectáculo de la naturaleza imponente y tiene nombre propio: la playa de Reynisfjara. Te contamos cómo llegar hasta ella, qué vas a encontrar y de qué manera sacarle el máximo partido a tu visita.
Descubre la playa negra de Islandia
En 1991 fue declarada una de las 10 playas no tropicales más preciosas de la tierra. Y es que, esta playa no tiene desperdicio. Columnas basálticas, olas rompiendo en la orilla, guijarros de basalto… una playa única. ¿Qué no te debes perder si visitas la playa negra de Islandia?
– Sus columnas hexagonales, llamadas Hálsanef, junto al acantilado. Alcanzan una altura de nada más y nada menos que 66 metros. Su parecido con el órgano de una catedral es asombroso. Puedes subir por ellas sin problemas.
– Divisar los islotes Reynisdrangar. Son tres peñascos que eran parte del acantilado y que por la erosión se ha quedado solos. Según una leyenda islandesa, son troles. Estos querían arrastrar barcos a la orilla. No se percataron que se hacía de día y los rayos del sol los transformaron en piedras.
– La cueva de Reynisfjara, Halsanefshellir. Es muy importante que recuerdes que tienes que visitarla cuando haya marea baja. Ya ha habido varios accidentes por la falta de precaución.
– La Iglesia Reyniskirkja está muy cerca de la playa, siguiendo la carretera 215 en Vík í Mýrdal. Al lado puedes encontrar un pequeño cementerio. Un lugar para descansar y desconectar. Y si quieres alojamiento, tienes el camping del municipio.
¿Te gustan las aventuras y los viajes para el recuerdo? Pues no te pierdas la playa de Reynisfjara. Realmente merece la pena.