Siglos de hambruna, un suelo pobre para el cultivo y un clima duro inculcaron a los islandeses a no desperdiciar absolutamente nada de sus productos. Los animales se aprovechaban hasta el último pedazo, ya fueran frescos o secos, salado, ahumados o encurtidos. Este es el motivo por el que muchos platos tradicionales islandeses contenían todo tipo de vísceras.
Hákarl
Esto es Hákarl, tiburón de Groenlandia fermentado. Una de las cosas más extrañas que se han visto, está enterrada en la arena y luego colgada para que se seque al aire libre durante meses porque es venenosa cuando está fresca. El fuerte olor y sabor del amoníaco es ciertamente revelador.
Actualmente, apenas se realizan este tipo de platos, salvo durante la fiesta invernal de Þorrablót, que se celebra la 13ª semana de invierno. Si te gustan este tipo de recetas de casquería, no te puedes perder las más tradicionales, ¡no aptas para estómagos sensibles!
Slátur
Slátur: Una mezcla de despojos de oveja, que se cocinan con manteca de cerdo y se envuelven en el estómago del animal.
Blóðmör: Muy parecido al slátur, pero se le añade sangre y harina de centeno.
Svið
Svið: Cabeza de oveja (con ojos incluidos) que se chamusca, cuece y trocea en dos partes. Se puede comer fresca o en conserva.
Sviðasulta
Sviðasulta: Significa “queso de cabeza de oveja”. Son unos pasteles gelatinosos que se elaboran con porciones de svið y suero de leche.
Hákarl
Súrsaðir hrútspungar:: Tarta realizada con criadillas de carnero maceradas.