Pasamos una semana inolvidable recorriendo las maravillas de un país con ciudades y pueblos de nombres impronunciables, de impresionantes glaciares, imponentes y amenazantes volcanes, un sinfín de cascadas que emergen en los más insospechados lugares.

Hemos visto frailecillos que no son monjes pequeños y atardeceres infinitos como si intuyeran que no quieres que se acaben nunca los días.

Descubrimos con sorpresa que las ovejas van de tres en tres, y hemos aprendido algunos dichos islandeses como que si te pierdes en el bosque solo tienes que ponerte de pie, que las mujeres islandesas son como los volcanes: ardientes e impredecibles, pero los hombres son como los glaciares: fríos y lentos.

Tuvimos jornadas en la que un paisaje desértico de repente se convertía en un valle verde y lleno de vida, tan pronto emergía la figura de un imponente volcán, como la de una llanura interminable.

 

Hemos descubierto tonalidades en la tierra que no sabíamos que existían, hemos aprendido que hay volcanes de mesa, de fisura pero , lo más importante, ahora somos más conscientes de la fuerza y el poder que tiene la naturaleza, un poder destructivo y creador a la vez.

En resumen, muchos kilómetros recorridos, pero amenizados siempre por la detallada e interesante información del que sin duda es el mejor guía de Islandia y donde no faltaron sus divertidas anécdotas contadas con ese acento asturiano que esperamos que no pierda nunca. Gundi, mil gracias por la pasión que pones en tu trabajo y que logras transmitir a los que, a partir de ahora, somos tus incondicionales admiradores.

Experiencia de A. G. F. tras su viaje con Islandia Tours.